Reseña Visibles Ademanes - Sonia Truque
Libro VISIBLES ADEMANES - Eugenia Sánchez Nieto
Por Sonia Nadhezda Truque
La poesía de Eugenia Sánchez Nieto (Yuyin) ha mantenido su postura inicial de concebirse como un tejido estructural que alterna lo abierto y lo cerrado como posibilidad verbal. En este sentido cabe recordar que existe una clara afinidad entre su poesía y la de Emilia Ayarza y Laura Victoria, quienes en Colombia fundan una poética de lo erótico femenino. Sus dos libros Que venga el tiempo que nos prenda y Con la venia de los heliotropos se leyeron como una escritura transgresora por la contundencia de sus versos.
Visibles Ademanes continúa la búsqueda de un lenguaje muy propio, con resonancias del buen Bukowsky, el poeta, que sin abandonar su minimalismo narrativo logra intensas atmósferas urbanas con sus ademanes y sus imposturas.
Sigue siendo abierto y cerrado en contraposición a lo que algunos de sus críticos han señalado como el día y la noche, poesía “de la sombra, femenino y lunar, donde el acontecimiento mágico se muestra como algo cotidiano y normal” (1), como en Espacio Habitado donde el último fragmento cierra ese sobresalto mágico del sueño:
Alguien en el fondo de la habitación
bajo la luz de la luna escribe:
entrégate al hombre apostado en tu estancia
yo soy la noche tú eres la soledad
el deseo es un árbol donde la luz se ahoga
todo lo que poseemos está en ese fuego.
En esta su constante sería interesante señalar lo cerrado como la salida de un Ello introyectado, donde la carencia afectiva cobra dimensiones absolutas en un yo que se abre en múltiples voces.
Como en los cuadros de Luis Caballero, los cuerpos obsedidos se juntan en la noche, no hay un ámbito definido, sucede en cualquier lugar. Son cuerpos contrastados por la luz, atrapados en su deseo, cuerpos que se entregan sin pudor, y con el riesgo que supone la elaboración literaria de lo erótico, en Sánchez Nieto, está superado con la sutileza conque lo aborda en Virtuosos:
En la blanca habitación sombras gozan la forma
la brisa silba una ebria melodía
la noche invade a los que se aman
en oscuros corredores rostros al acecho
rostros descompuestos reprimidos al placer
ellos abandonados, virtuosos,
alojados en aquel recinto del cual nadie logra evadirse.
Aquí la calificación de virtuosos para esos amantes remite a cierta religiosidad que permite los excesos de la carne como en el tantrismo. También reconocemos estos excesos de la carne en poetas como Lautremont, y de Sade a Bataille quien lo llevó a sus últimas consecuencias en su obra La experiencia interior y en su novela corta El ojo, donde comenta que la escribió como parte de una cura sicoanalítica.
En Visibles ademanes aparece otro elemento que de alguna forma la poeta Yuyin ha venido trabajando y es el tema de lo social. No lo hace con un lenguaje directo y político, sino con el filtro de la pesadilla y con el espasmo del terror real como en Rumor en la noche y en Movimientos temidos.
No sé de dónde viene tanto rumor en la noche
los sonidos adquieren una presencia fundamental
tanto hombre enfundado en su fuerza
Siloé, El Salado, Ituango
tanto cuerpo magullado, desgonzado
miradas idas
las furias filtran todos los intersticios
los espejos dejan ver rostros sonrientes
besan su arma, el placer de la agresión
La impostura el sacrificio el buen juicio
ojos que alientan el placer de la sangre
Hombres embelesados apuntan diversos blancos
Apartadó, Barranca, La Chinita
gritos, rostros picoteados por las aves
la tierra tiembla
cada medalla un rostro desencajado
la victoria sobre territorios arrasados por la calamidad.
Movimientos temidos
Desde mi cama mirando la luna
escuché unos ruidos extraños
pasos lentos subían, subían
voces susurrando subieron hasta el sexto piso
En esta ciudad fría que he amado
llegaron a mi apartamento
el miedo era un globo a punto de reventar
allí todos dormidos
las escaleras oscuras, los pasos llegando
siniestros hombres sin corazón
cumplían un trabajo más
Una noche lluviosa de mayo
la luna oculta y mi optimismo intacto
en esta ciudad fría que he amado
hombres sin corazón nos asesinaron
Mi pequeño hijo escondido en un armario ha sobrevino
gritos, gritos, gritos silenciados
nadie aguanta tanto
los seres invisibles se despojan de su invisibilidad.
El juego verbal de Eugenia Sánchez Nieto se reafirma en el sentido de mostrar una escritura despojada de los tópicos que caracterizan el trabajo de autora: el ámbito del hogar y la enumeración de los objetos que lo llenan, la espera pasiva del objeto de deseo. Su palabra abre, transgrede y se construye con imágenes contrastadas de lo lírico a lo escueto, reafirmando que la gran poesía es independiente del sexo que la escribe y que nombra el día y la noche, abierto y cerrado desde su muy personal manera de decir lo onírico.
(1) Rafael Patíño Góez, Boletín Cultura y Bibliográfico, Vol. XXVII
Eugenia Sánchez Nieto (Yuyin)
Colección Viernes de Poesía No.. 23
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Literatura
Universidad Nacional de Colombia, 2004
SONIA TRUQUE - Escritora Colombiana
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